Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 14, 8-18

8 El rey dijo a la mujer: «Vete a tu casa que yo daré órdenes sobre tu
asunto.»

9 Pero la mujer de Técoa dijo al rey: «Caiga, oh rey mi señor, la culpa
sobre mí y sobre la casa de mi padre y queden inocentes el rey y su trono.»

10 El rey dijo: «Si alguno todavía te dice algo, hazle venir y no
te
molestará más.»

11 Replicó ella: «Que el rey mencione, por favor, a Yahveh, tu Dios,
para que el vengador de sangre no aumente la ruina y no extermine
a mi
hijo.» El dijo: «Vive Yahveh, que no caerá en tierra ni un cabello
de tu
hijo.»

12 La mujer dijo: «Te suplico que tu sierva pueda decir a mi señor el
rey una palabra.» Dijo: «Habla».

13 Respondió la mujer: «¿Por qué has tenido tal pensamiento contra el
pueblo de Dios y se hace el rey culpable diciendo que no vuelva
más su
desterrado?

14 Todos hemos de morir; como el agua que se derrama en tierra no se
vuelva a recoger, así Dios no vuelve a conceder la vida. Que el rey elija
medios para que el proscrito no siga alejado de él.

15 «Así pues, si tu sierva ha venido para hablar a mi señor el rey estas
cosas, es porque me han metido miedo y tu sierva se ha dicho: Hablaré al
rey y acaso el rey cumpla la palabra de su esclava,

16 pues el rey me escuchará y librará a su esclava de la ira del hombre
que quiere exterminarme, a mí juntamente con mi hijo, de la heredad
de
Dios.

17 Tu sierva dice: Que la palabra de mi señor el rey traiga la paz, pues
mi señor el rey es como el Ángel de Dios para discernir el bien y el mal. Y
que Yahveh tu Dios sea contigo.»

18 El rey respondió a la mujer y dijo: «No me oculte nada de lo que
voy a preguntarte.» La mujer dijo: «Habla, oh rey, mi señor.»